miércoles, 11 de junio de 2008

¿Anti-mutantes? // ¿anti-anti-mutantes?

Esta tarde he asistido a la presentación de la antología de Ferré y Ortega: "Mutantes. Narrativa española de última generación." en la FNAC del Triangle en Barcelona.

Aunque la propuesta de antología de narradores -y esto no incluye unicamente cuentos, sino cualquier forma de prosa- al margen del cánon es sin duda necesaria y por lo tanto obvia, he lamentado el discurso final que ha tomado el acto. Juan Francisco Ferré nos ha contado lo que era o son los mutantes de esta literatura que llamamos nacional -aunque yo hubiera preferido expandir el territorio e incluir a cualquiera que se exprese en lengua castellana o, bien, por otro lado, incluir textos de otras tradiciones españolas en lenguas que no son el castellano -es decir, lo sabemos todos: catalán, gallego y vasco-. Si uno busca un poquito por internet en los sitios adecuados encontrará información de primera mano de que es lo que se denomina este tipo de escritor, se antologan muchos y muy variados: Eloy Fernández Porta, Robert-Juan Cantavella, Jordi Carrión, David Roas, Javier Calvo (un cachondo) y Flavia Company entre otros. He citado a los que han acudido hoy, que han hecho el esfuerzo y el gesto de acudir, supongo que por proximidad. Pero hay muchos otros de entre los que cabe destacar a Manuel Vilas, Agustín Fernández Mallo, Javier Calvo, el propio Juan Francisco Ferré o Vicente Luis Mora. Cada uno aporta algo, ya sea un cuento, un texto visual, un fragmento de novela o lo que sea; y cada uno ha dedicado unas palabras, unos mas y otros menos en función de sus ganas de participar o de su ego -esto es así, también-. Como siempre se han manifestado no como grupo ni como generación, si no como un conjunto de autores que rondan una fecha de nacimiento en torno a los años 70 y que tienen por influencias más allá de las literarias las audiviosuales y musicales en el formato que guste, y que sobre todo, no desperdician la oportunidad de la abyección ni de la ironía. Hasta aquí bien.



Ahora empieza lo que me ha parecido que sobraba y que algunos de los presentes en la mesa han intentado "detener" sin mucho éxito. Al final de su intervención introducctoria como antologísta, Juan Francisco Ferré ha soltado el "bulo" por llamarlo de algún modo de que cierto crítico apoltronado que él no ha dudado en calficiar como acelga en olla podrida -y esto es totalmente deleznable, porque en un acto cultural o publicitario (ambas cosas en este tipo de encuentros suelen ser exactamente lo mismo) está dedicando su tiempo a confeccionar una antología anti-mutantes. Luego ha acudido al correlato del comic marvel y ha dicho que el enemigo de los mutantes en este tipo de historias es el científico racionalizador, es decir, el antagonista que tiene tanto poder como el protagonista y que lo dedica a contrarrestar la naturaleza de éste. Lo que en literatura equivaldría a decir que un crítico solvente como Fernando Valls (y este nombre ha salido a regañadientes gracias a que Javier Calvo, convertido en el adalid de la curiosidad de todos o al menos la mía) se dedique a proponer su antología. Lo cual es totalmente admisible y si bien es más, totalmente deseable. En esto último han coincidido todos menos Ferré.

Jorge Carrión en un ataque de buen gusto ha tratado de devolver al acto su valor propagandístico (en el sentido sano de la palabra) y de recordar que estabamos allí para hablar de ese libro y no de uno fantasma que no se sabe con certeza de su posible publicación. Pero la semilla había germinado. Se ha calentado la boca y ha seguido largando entre las caras atonitas de escritores como Eloy Fernández Porta o Robert-Juan Cantavella, es decir, de punta a punta.

Yo lo que lamento es la actidu del antólogo, no la buena idea del libro si no la mala de idea del otro libro. Quiero decir, que es normal que exista una antología alternativa (curioso término tratándose de que los alternativos, en principio, son los mutantes) que proponga a otros autores. El cánon es algo siempre subjetivo y que siempre resplandece por los nombres que faltan y nunca por los que están puestos. Lo mismo le pasó a Harold Bloom en su día, y era Harold Bloom. Y que como dice el refrán falsamente atribuido al Quijote: "Nos ladran Sancho, señal que cabalgamos." Y que el diálogo siempre es bueno para que surjan nuevas ideas y propuestas, y que nadie tiene la razón absoluta en nada, y que recuerden que son ellos los que tratan de mover el paradigma de literatura española, que se atengan a las consecuencias de ello. Por que actitudes como la de esta tarde en Ferré puede hacer que muchos mutantes se conviertan en seres invisibles a sus ojos y acaben desconfiando del producto que hoy trataban de vender. En el libro nos venden una lista de nombres, no de textos, pues bien yo me la he comprado a ver que hay de bueno y de nuevo. Sin duda, por lo que he visto esta tarde, me compraré esa dichos antología anti-mutantes de Valls, si es que existe. Y por lo tanto seré consumidor y lector de esta literatura que por lo menos da signos de quere moverse o decir algo.

Para terminar explicaré una anecdota que nos ha contado Eloy Fernández Porta. Cuando era pequeño y fue a ver La "Guerra de las Galaxias" con su padre este le preguntó: "Papá, si las galaxias son tan grandes y tienen tanto espacio, ¿por qué se pelean entre ellas?" Y su padre le contestó: "Para que tú compres la entrada". Pues eso. Carrión ha sentenciado que es normal que cuando una galaxia se siente atacada salgan los Jedis a defenderla. Y Calvo a contestado: "¿Nosotros que somos los Jedis o el lado oscuro de la fuerza? Yo quiero ser el lado oscuro de la fuerza: los malos."


domingo, 8 de junio de 2008

¿Qué es la Postmodernidad?

Voy a reciclar o reciclarme, es decir, voy a darle salida útil a algunas cosas que me han mandado hacer para la uni y que una vez han cumplido su función académica se vuelven polvo de bits. En esta ocasión, el texto responde a la pregunta más repetitiva de los últimos años y que yo no habré sabido responder bien, pero que por lo menos lo he intentado. Ahí va:


Leyendo los dos libros de Jean-François Lyotard en los que me baso para responder a esta complicada pregunta –La condición postmoderna y La posmodernidad (Explicada a los niños) – la idea principal que debo recoger es la de que la Postmodernidad no es en si misma el fin de la Modernidad, sino más bien un estadio de poner a cero el marcador de la Historia.

La Modernidad, desde el siglo XVIII y con el inicio del proyecto de las Luces, ha tenido el acompañamiento de lo que Lyotard ha dado en denominar los “metarrelatos”, esto es, narraciones de carácter universal que tenían como conclusión la consecución de un proyecto espiritual por parte del ser humano, las cuales le proporcionarían felicidad y sabiduría total al común de los hombres. Esta idea de metarrelato, que podemos identificar en el Ideal de la Ilustración, en el Marxismo o en el mismo Cristianismo (si lo encaramos a las religiones de la antigüedad) como ejemplos notables, en la sociedad postmoderna ha dejado de tener legitimidad, o lo que es lo mismo, han perdido su función estabilizadora. Todo metarrelato contiene en si mismo la idea de evolución y de progreso humano: en la Ilustración estaba abanderado por la salida del Hombre de su infancia para atreverse a pensar por si mismo, lo que Inmanuel Kant expresó con su “Sapere aude!”; en el Marxismo se habla de un materialismo histórico, de una lucha de clases, y de una revolución obrera que culminaría con una dictadura del proletariado sobre la burguesía; y en el Cristianismo se habla de un sacrificio en la Tierra para poder acceder a un Paraíso al final de los días. Como vemos, a diferencia de los mitos de la antigüedad, estos no se caracterizan por la intención de justificar unas instituciones que encontramos en el presente, no se dan como ciencia, sino como saber. El objeto de la Modernidad no está en la creencia ni en la superstición, está en la búsqueda de la perfección y de la felicidad constante y final.

Lyotard se basa sobre todo en lo que el denomina “la condición del saber” definiendo y delimitando un saber narrativo de un saber científico. La particularidad de ambos es que sin proponérselo se valen el uno del otro y se justifican el uno en el otro. Actualmente, ante el desengaño barroco y la desazón frente a los metarrelatos, parece ser que la técnica o, mejor llamado, la tecnología, se ha erigido como centro legitimador de las sociedades actuales. Los ensayos de Lyotard, aún teniendo más de veinte años, no pueden ser si no reales en nuestros días. Es sorprendente como el estado actual de las universidades españolas responde punto por punto a lo descrito en La condición postmoderna. En el sentido romántico de la institución, la pedagogía universitaria tenía como objetivo la transmisión del saber de forma total y generalizadora. Sin embargo, en la Universidad actual, y cada vez más con la consecución del famoso Plan Bolonia, más que la propagación del saber y la generación de nuevos savants, lo que se trata es de la formación de expertos en materias cada vez más diversificadas y que responden a las necesidades del mercado laboral, y en su fin, del Capital. Esto es importante, pues significa la victoria del modelo capitalista en contra del modelo marxista, y supone el auge de la inversión en investigación, no de forma altruista y por la mera acción de trabajar en un proceso universal de evolución y mejora (el proyecto de la Modernidad), si no por simple aumento de la riqueza por parte de las empresas. El saber se convierte en riqueza, y el que mayor saber consigue, mayor poder obtendrá. Ya no investigamos en las universidades, si no en las empresas o desde / para las empresas. La propia emersión de la tecnocracia tiene la pretensión de obtener un placer inmediato en lugar de perpetuar la espera de un final feliz que no aparece nunca. Auschwitz o el Gulag, son los ejemplos del fracaso del proyecto moderno. El sueño de la razón produjo estos monstruos y desde entonces se trata de volver a un punto cero en la Historia, para volver a empezar. La discusión con Habermas aparece en este punto, éste no piensa que el proyecto de la Modernidad esté finiquitado, si no que piensa que aún es posible retomarlo y finalizarlo positivamente.

De otro lado, la estética postmoderna que surge de la obra de Lyotard suele considerarse como investigadora de lo sublime. Como hemos repetido anteriormente, no comprende una ruptura total con la estética modernista, si no que es una parte de lo moderno entendido como estilo, como apunta el propio Lyotard: “Lo posmoderno es indudablemente parte de lo moderno, sería lo que, en lo moderno, presenta lo impresentable en la propia presentación.” De este modo, tampoco lo figurativo y lo discursivo no deben considerarse como secuénciales o como rasgos de lo posmoderno y lo moderno respectivamente. El estilo posmoderno procede sin reglas predeterminadas en la literatura anterior, abre un nuevo camino no recorrido anteriormente, sin embargo se sirve de una mirada entre irónica y nostálgica a formas del pasado como búsqueda de un punto cero y del inicio de una nueva etapa.

viernes, 6 de junio de 2008

Entrevista a Agustín Fernández Mallo




Agustín Fernández Mallo ha tenido la amabilidad de contestarme a este cuestionario que le envie con motivo de realizar un trabajo para mi carrera. Autor como sabéis de poemarios como Creta Lateral Travelling, Joan Fontaine Odisea [mi deconstrucción] o Carne de Píxel; y de las dos primeras novelas de la trilogía "Nocilla Project" - Nocilla Dream y Nocilla Experience-. Os dejo aquí estas respuestas y os invito a leer cualquiera de sus obras.


CUESTIONARIO REALIZADO AL AUTOR


1.- ¿Has practicado la lectura de libros de teoría o crítica literaria, antes o durante la escritura de tus obras? En caso afirmativo, ¿cuales crees que te han ayudado más?


R: nunca leo libros de Teoría Literaria, salvo casos muy especiales. Leo mucho más de crítica de arte, estética, arquitectura o sociología. Pero mientras estoy escribiendo una obra es muy raro que lea nada sistemáticamente. Leo trozos de cosas que voy pillando por el mero afán de no perder el hechizo en el que me tiene la escritura en ese momento.Libros de estética y filosofía que me han interesado: muchos, muchos. De memoria: La fresca ruina de la tierra (Félix Duque), Ironía, Contingencia y Solidaridad (Rorty), La Buena Vida (Iñaki Abalos).


2.- Si tuviéramos que trazar un círculo de referencias anteriores a tu obra literaria, ¿cuales de ellas podrían situarse durante el último tercio del siglo XX? ¿Cuales podrían ser anteriores al propio siglo XX?


R: Anteriores al siglo20: san Juan de la Cruz. Después: Borges, Cortazar. Ballard, DeLillo, Thomas Bernhard, Valente, Juan Benet, por ejemplo. Pero me han influido más las lecturas de ciencias, o de arte, mucho más.


3.- ¿En que lector piensas cuando escribes?


R: En ninguno, ni siquiera pienso en mí, sólo en los movimientos internos de la obra.


4.- ¿Consideras la Posmodernidad como período acabado, situándonos así en una época que unos críticos han denominado pangeica o afterpop; o por el contrario opinas que seguimos en una Posmodernidad cuanto menos tardía?


R. Considero que la Posmodernidad no ha terminado. Esto nos llevaría muy lejos, es largo de explicar, pero para mí la posmodernidad como movimiento estético-socio-político, continúa, aunque transformadamente. Y como modelo personal de visión del mundo, creo que ha existido siempre, porque sólo es una manera de mirar el mundo, y no una forma concreta y objetivable del mundo. Saldrá un artículo que he escrito sobre esto en Babelia.


5.-¿A la sombra de que referentes consideras tú que podemos llegar a comprender mejor tus textos, desde tu punto de vista actual?


R: No sé, ya comenté mis influencias. Por lo demás, leyendo antes mi poesía.

miércoles, 4 de junio de 2008

Cuando abres Afterpop, ya no hay stop


Retiro lo dicho en otro post sobre Eloy Fernandez Porta. Estoy devorando gustosamente su ensayo Afterpop y me está gustando tanto que casi no puedo acabar a leermelo para citarlo aquí. Cuadno lo termine prometo dedicarle unas palabras y unas disculpas por mis valoraciones de antemano. La verdad es que hace dos años vino como profesor invitado por Virginia Trueba para una clase sobre Videopoesía y fue un tipo bastante cachondo. Lo dicho, sigo devorando. Ñam, ñam.